ROTHENBURG OB DER TAUBER, cuentos de hadas en la Romantic Strasse alemana



Una de las rutas más turísticas de Alemania, la ROMANTIC STRASSE (traducida al español como la Ruta Romántica), tiene en el pequeño pueblo de ROTHENBURG OB DER TAUBER su estrella principal. Esta pequeña población, que se ha esforzado durante cientos de años en conservar sus casas y calles como se edificaron en plena edad Media, recibe al año turistas de todo el mundo que buscan añadir a su viaje otro en el tiempo. Cuando paseas por los empedrados callejones de Rothenburg, parece que en cualquier esquina pudiera aparecer un jinete con armadura o un carromato tirado por bueyes. Pero que una maravilla arquitectónica de tal calibre se pueda mantener intacta no sólo responde al esfuerzo de sus habitantes, también al de su propio Ayuntamiento, que sólo permite abrir establecimientos dentro de la ciudad amurallada de tres tipos: tiendas, hoteles o restaurantes. Y todos, por ley, deben respetar la apariencia original de las fachadas de las viviendas. Si muchos otros pueblos de Europa hubieran tomado el mismo ejemplo, mimando hogares que se construyeron en 1400, ahora el continente contaría con un legado del medievo francamente espectacular.






Para iniciar la Romantic Strasse, tienes dos opciones: comenzarla desde el sur, en el aeropuerto de Munich, o viceversa, que fue como lo hice yo: aterrizar en el aeropuerto de Fanckfurt Hahn, gracias a los bajos precios de Rynair. Como buen aeropuerto secundario, perdido en medio de la nada. Aun así, nada que un buen coche no pueda solucionar. Y es que este viaje tiene el añadido de no ser sólo una delicatessen para el sentido de la vista (querrás parar cada pocos minutos, extasiado ante un antiguo castillo allí, una bien conservada fortaleza allá); además, ofrece la comodidad de realizarse por las envidiables carreteras alemanas, sin límite de velocidad la mayor parte de las veces y con unos de los conductores más educados de Europa.




Hay otros pueblos reseñables en la Romantic Strasse, caso de Nordlingen, Creglingen o Dinkelsbuhl, probablemente igual de bonitos que el que nos ocupa pero no tan renombrados. En cualquier caso, Rothenburg se merece con creces esa fama de población espectacular e incluso sirvió de inspiración en 1940 para crear el pueblo donde se desarrolló la película "Pinoccio" de Walt Disney (el director debió encontrar su mundo de fantasía particular en la Baviera alemana, pues otro castillo cercano, el de Neuschwanstein en Fussen, más conocido como El Castillo del Rey Loco, le sirvió para idear el palacio de "Cenicienta"). Y es que pese a su escasa densidad de población, Rothenburg también albergó el rodaje de "Chitty Chitty Bang Bang", el de "Charlie y la fábrica de chocolate" (la versión de 1971) e incluso protagonizó las portadas de dos discos de Richie Blackmore.




El nombre de Rothenburg proviene de los germanismos Rot (rojo) y Burg (pueblo fortificado), y tiene su origen en los tejados colorados de las casas que daban al río.Con la particularidad de conservar la única iglesia románica de la región, la de San Pedro y San Pablo, construida en el año 968, Rothenburg cuenta además con algunos de los más bellos edificios de todo Baviera. Entre ellos, destaca el Ratstrinkstube o Taberna de los Concejales, ubicado en la plaza principal y principal orgullo de la ciudad. Según relata la leyenda local, en el año 1631, Rothenburg se salvó de caer bajo las tropas del emperador cuando el alcalde se apostó la ciudad afirmando que bebería de un trago una jarra de vino. Y lo consiguiera o no, la leyenda caló tan hondo en la población que honran a aquel valeroso compatriota en la Taberna de los Concejales, cuyo reloj anuncia cada hora en punto con la aparición de un muñeco bebiendo de una jarra. El edificio más famoso de Rothenburg también alberga la Oficina de Turismo, donde os darán toda la información que necesiteis.



Junto a la imponente entrada de las Torres de Marco y Torre Blanca (impresionante bienvenida), otro de los puntos reseñables es la Fleisch- und Tanzhaus (algo así como La Casa de la Carne y el Baile), construida sobre los cimientos del que era el edificio más antiguo del pueblo, el Town Hall, y que desgraciadamente ardió en el año 1240. Hasta el siglo XVIII, el edificio, que actualmente expone obras de artistas locales, fue el antiguo mercado de carne y antiguo centro de reunión en ocasiones festivas. El Hegereiterhaus, del siglo XVI, la Jagstheimer House (que alojó al emperador Maximiliano I), el Museo del Crimen Medieval, con numerosos aparatos de tortura, el precioso Museo Alemán de la Navidad (donde se exponen cientos de artículos de ornamentación), el castillo Topper, el Museo de los Juguetes o la plaza triangular de Plonlein, una de las imágenes más representativas de la Alemania romántica, son sólo algunas de las atracciones que ofrece este magnífico pueblo medieval. Lástima que entre ellas ya no podamos disfrutar del antiguo Castillo, destruido por un terremoto en 1356, y cuya ubicación ahora ocupan unos cuidados jardines desde donde probablemente se disfruten unos de los atardeceres más impactantes de todo el país. Y qué mejor forma de despedirse de este pueblo de ensueño que abandonándolo por el Puente Doble, una maravilla arquitectónica que constituía la más ferrea defensa para Rothenburg ob der Tauber.







Para dormir...



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