Dicen de la medina medieval de Fez que no es sólo la mayor zona peatonal del mundo sino también un laberinto de enrevesamientos de tal magnitud que si no se entra acompañado de un guía local, son pocas las posibilidades de encontrar el viaje de retorno. Fez, que fue capital del reino watasida en el siglo XV y asolada por un terremoto sólo un siglo después, ha visto como la ciudad vieja o medina de Fez el Bali se hacía con el título de Patrimonio de la Humanidad. Construida en el siglo XII, con la universidad más antigua del mundo y conservando intacto el sabor medieval de sus orígenes, acoge nada más y nada menos que a 250.000 habitantes, imagínate la de miles de callejones y recovecos que te quedan por descubrir... Una buena forma de orientarte, aparte de hacerte con un buen plano, es tomar como referencia las puertas de las murallas y la Tala el-Kbira (Cuesta Grande), la calle principal. Aun así, si te pierdes, siempre encontrarás a alguien que por 10 dirhams (1 euro) te saque del atolladero.Hay varios puntos importantes dentro de una medina tan extensa pero sólo reseñaré los más relevantes: la plaza Najjarine, que agrupa a los artesanos madereros (y donde se encuentra el Museo de la Madera, antiguamente una posada de caravaneros); muy cerca, la zagüía de Moulay Idris II, centro de peregrinación donde las mujeres van a pedir la baraka (bendición), desgraciadamente no se permite la visita a los no musulmanes., y alrededor de la madraza el-Attarin encontrarás a los vendedores de especias. Todo ello dentro de un laberinto de palacios, mansiones, bazares y mezquitas, en una ciudad que, pese al traslado de la capital a Rabat en 1912, aun sigue considerándose el centro espiritual más importante de todo Marruecos.
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