
Aunque estos dibujos parezcan estar realizados con estilográfica, nada más lejos de la realidad. Desde el año 1993, los granjeros de Inakadate, en la región japonesa de Aemori, juegan a plantar distintas variedades de arroz para, alternando el grosor y la altitud de las plantas, crear estos gigantescos murales naturales, unas auténticas obras maestras. Otros pueblos como Yonezawa y Nishio, visto el éxito de la propuesta, están realizando maravillas similares.
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